Cuando te conocí pensé que eras especial, claro que ese
pensamiento me duro como un par de horas. Simplemente al amanecer se desvaneció.
Sentí miedo de perder las riendas sin poder sujetarlas y
caerme de tan alto que pudiera lastimarme.
Entonces fue cuando quise correr, ya que el deporte ayuda
bastante.
Corrí durante más de un mes y cuando pude parar me encontraba
justo en el mismo sitio donde estabas tú.
Quise verte, ya que había pensado en tu cuerpo demasiadas
noches recreándome en pasiones perdidas. Y fui a por ti, a por tu cuerpo, a por
más noches de esas en las que el placer fundía mis sentidos y volví a sentir
que podías ser especial de nuevo.
Me volvió a durar horas, quizás algunas más pero al fin y al
cabo fueron pocas y nunca suficientes. . Y entonces otra vez el miedo.
Salí a correr de nuevo, a este paso seré toda una atleta de
piernas fuertes y mente despejada. Pero la brisa del aire del parque huele a
ti, sabe a ti y sin apenas darme cuenta volví a verme entre tus brazos, entre
tus sabanas y entre tus piernas.
Solo cuando estoy contigo dejo de jugar a las carreras…me lo
haces todo tan fácil que cuando me doy cuenta vuelvo a estar metida en una habitación
de paredes blancas, sin muebles, sin ventanas y sin sonido en la que no quiero
estar, pero de la que no sé si sabré salir, y si consigo hacerlo evidentemente
es a la carrera.
A veces pienso que es una carrera de obstáculos en la que
eres tú a quien debo saltar sin rozar y sin derivar para no causarte mayor
desastre.
Vuelvo una y otra vez…sabiendo que no eres lo que busco
porque solo te veo especial un segundo y medio. Sabiendo que no está bien
hacerlo así y sin sentir nada al respecto. Pero tu cuerpo me puede, tu
seguridad me aterra y mis palabras te hieren.
Quizás me robaron el alma un día y salgo a correr para
buscarla pero no la encuentro.
Quizás me da miedo parar por si veo temblar mis piernas o por si me encuentro de nuevo contigo y eres tú quien corre ahora.
Quizás sea todo esto una forma de vida a la que me he
acostumbrado y solo espero llegar a la meta, ganar la carrera y después seguir
corriendo un poco más.
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