La primera vez que dije que te quiero ocurrió sin darme
cuenta, salió de mi boca sin pensar y fue solo para que entendieras que por ese
motivo sigo aquí.
Desde entonces no he podido parar de decírtelo o escribírtelo
y a su vez no he dejado de oírlo de tu boca, esa boca que me pierde cuando
habla, cuando me besa, me muerde o simplemente cuando sonríe.
Mirarte a los ojos mientras lo digo es para mí de las mejores
sensaciones que vivo a tu lado y recibir lo mismo por tu parte es un regalo, que ya sé sin que lo digas que
lo haces y a día de hoy ese es tu consuelo.
He descubierto, que otras veces, no necesitas oír nada para
saber lo que estoy diciendo, para que recibas mis declaraciones de amor más
sinceras, que solo con una mirada te llega y entonces me sorprendes con un “yo también
a ti” y entonces mi sonrisa prende iluminando mi cara como el que enciende un
mechero en plena noche.
Hace días, estuvimos hablando sobre la diferencia entre el
cariño, el amor, el querer y el amar… y quedó claro… pero sinceramente, mi
amor, yo ahora mismo me he perdido entre
tanta muestra de amor y me sobran etiquetas que ponerle a nuestra historia.
Todos los días me digo a mi misma que hoy no escribiré nada
sobre ti, sobre nosotras… pero es algo que no puedo evitar, las letras me nacen
entre los dedos y no quiero tampoco frenar este instinto que no es otro que soltar
todo lo que siento y pienso, una forma más de desahogarme.
A veces me cabreo, me enfado y no me soporto a mí misma. En otros
momentos soy la tía más empática del mundo y me gano un óscar en el papel de
mujer comprensiva que desempeño, pero es cierto que cualquier estado de ánimo
en el que me encuentro, finalmente, desaparece y solo me queda sonreír.
Sí, sonreír, aunque pueda parecerte mentira ahora mismo,
porque pienso en ti y me nace la sonrisa, de tu esencia, tu valentía, tus
intenciones, tu forma de querer y hacer, tu sacrificio, tu generosidad, tu bondad
y tu humanidad; y agradecer a la vida la oportunidad de verte despertar,
llorar, sentirte respirar, calmar tu mal estar, verte sonreír, oírte reír,
respirar y olerte mientras te abrazo.
Sigo pensando que las cosas solo se acaban cuando se mueren y
nosotras todavía no lo hemos hecho, mientras tanto, consuélate sabiendo que sé
que me echas de menos, que sé y no tengo ninguna duda de que me quieres y que
estaré aquí para ti y sé que estarás ahí siempre para mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario