“Cantando al sol como la cigarra, después de un año bajo la
tierra”
He necesitado varios días para digerir todo lo vivido y poder
plasmarlo en letras.
A veces, cuando las sensaciones son tan intensas, es muy difícil
hacerlas legibles, retumban en mi cabeza de mil maneras e ideas distintas hasta
que algo le da la forma… en este caso ha sido “la cigarra”.
“Y a la hora del naufragio y de la oscuridad, alguien te
rescatará para ir cantando”
A mí me rescataron los brazos latentes llenos de amor, de
paz, de calma. Las miradas desinteresadas y emocionadas, se colaron sin más en
las profundidades de mi ser.
Lo he necesitado muchas veces durante estos tiempos de
soledad física, de estar y sentirse solo.
“Tantas veces te mataron, tantas resucitarás, cuántas noches
pasarás desesperando”
Cuántas veces fuimos escombros desolados, cuantas veces nos
mató la vida y volvimos a nacer, a resucitar, a vivir, cuantas unos ojos nos
salvaron y nos dieron vida unos brazos, unas danzas o una mirada
“igual que sobreviviente, que vuelve de la guerra”
Así he vuelto yo, como de la guerra. Donde todo se desordena.
Donde los compañeros, a los que no
conoces, se hacen familia eterna. Donde aprendes a batallar contra los demonios
internos que todos llevamos dentro. Donde
ganamos las batallas desde el amor. Donde los tambores de esta guerra activan
un desfile de sonrisas y emociones. Donde las armas para nuestra defensa son
simplemente mirar hacia dentro y encontrar el camino. Una guerra de amor y
generosidad, sin violencia, de bondad, de confianza, de cuidar y que te cuiden,
de aprender y crecer… de ofrecer.
Donde se aprende a abrazar desde dentro, donde valoras todo
lo que la vida te ha dado y te ha quitado. Donde das las gracias cada amanecer
por ser quien eres y como eres.
“Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal, porque me
mató tan mal y seguí cantando”
Mil veces gracias por las vivencias, las danzas, las emociones,
las canciones, las risas, los abrazos, los llantos, las caricias y las miradas,
sin filtro porque todo es intenso al máximo.
Todo es único e irrepetible, cada persona, cada momento, cada
conexión…
Lo primordial está en la esencia, en el placer de los
sentidos, en los elementos, en la madre tierra. Nosotros solo somos un
complemento más para llegar a ello.
Qué os voy a contar… el que lo ha vivido sabe de lo que hablo
y quien no lo sepa debe plantearse seriamente vivir una experiencia así.
He vuelto cargada, como cada año.
Cargada de amor y cariño. Llena de emociones, de
superaciones, de aprendizajes y experiencias.
Me traje amigos en los bolsillos, algunos ya son familia.
Me traje un amor a primera vista.
Me traje encuentros inesperados, juro que no esperaba encontrarme
de nuevo contigo.
Me traje algunos esquemas rotos y sorpresas.
Me traje la luna llena reflejada en tus mejillas.
Me traje coplas y compás.
Y entre tanto traje y traje, me traje un traje, me vestí de
flamenca alegre y agitando un abanico blanco quiero que me recuerden todos. Desde
una sonrisa. Nos volvamos a ver o no en esta vida. De no ser así, nos veremos
en la siguiente seguro, salvando a la humanidad desde el amor.
Allá donde vean un abanico blanco siendo agitado les sonrío
alegremente.