Al oírte decir que has sentido algo como muy nuestro me paro
a pensar en todas las cosas que tenemos muy nuestras.
Seguramente no soy capaz de recordarlas todas porque sin
querer se han convertido en muchas.
Desde un simple artículo como este que ya sé que va a ser más
nuestro que ninguno, hasta una simple tarde de risas que también es nuestra.
Una cena preparada con esmero y un vino en una copa diminuta,
una canción o una playa.
Un restaurante que nos deleita con lasaña de verduras, un
beso que no es de una primera cita o la bañera de un hotel.
Un sofá que guarda secretos, una noche de luna llena o una
guitarra en el espejo del coche.
Un juego de cartas, una dedicatoria, un reencuentro, otro
primer beso y otra primera noche.
Un beso en la frente, una película, una mirada o saltarnos un
peaje.
Un viaje perfecto, un bizcocho, una entrega de posesiones o un
regreso inesperado.
Que te insulte y nos de la risa. Una “sinterna” Olivia y Popeye
o el turrón de Shuchard.
Un pelearnos por pagar la cuenta, una siesta a media tarde o
un solo me falta verte en primavera.
Tenemos un cariño especial que es muy nuestro y una confianza
ciega por la que saltaría sin red y sin pensar.
Creo en ti desde que te conocí y tu también crees en mi.
Creo en ti desde que te conocí y tu también crees en mi.
No le pido nada más a esto, a lo que quiera que sea. Solo es
nuestro y desde dentro lo veo así, el desde fuera me importa poco y no cambiaría
nada porque así hicimos nuestra la historia.
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