Todos pasamos demasiado tiempo montados en atracciones de
feria. No creo que sea la única que lo piensa y probablemente después de leer
esto, te des cuenta que tú también andas de un lado al otro por la “calle infierno”
de tu feria.
Quizás, te hayas visto alguna vez en algún “gusano loco”, ese
en el que a veces lo ves todo claro y otras solo ves absoluta oscuridad.
En otra, puede que te hayas sentido como si estuvieras en el
famoso “canguro loco” o “Don sapo” como yo lo llamo, siempre con una emoción en la
barriga, de arriba abajo sin control, sin pausa. A ratos, deseando que pare y a
la vez con todas tus fuerzas que no lo haga y poder seguir sintiendo la
adrenalina que te dan los calambres por tus piernas.
¿Quién no ha montado en una “noria” alguna vez? Yo personalmente
sí. Comienzas a subir, emocionada esperando expectante a ver la panorámica que
te ofrecen las alturas. Y cuando te das cuenta vuelta hacia abajo…dura tan poco…pero
vuelves a subir, a la misma distancia del suelo, a la misma velocidad para al
fin ver exactamente lo mismo que ya habías visto antes, sin más y sin menos,
justo lo mismo y vuelta a bajar…cuando decides salir de ella, te das cuenta
que estas en el mismo punto de inicio, solo que más jodida y mareada.
Ni que decir, que “la vida es una tómbola”, esos atractivos
escaparates de cosas que no necesitas, y lo sabes, que no comprarías, y lo
sabes y que no quieres conservar, y lo sabes. Pero en la que te la juegas por
algo de apenas valor pagando un precio que no lo vale. Dicen que es suerte…yo
nunca la tuve.
No me puedo olvidar de hablar de la increíble y misteriosa “casa del terror”
ese lugar al que vas solo literalmente a que te asusten. ¿A quién le gusta
sentir miedo? Yo creo que en realidad a nadie, pero asombrosamente en esa atracción
incluso hay cola para entrar…yo me muero de la ansiedad.
Pero el plato fuerte es la “montaña rusa” esa que te eleva a
lo más alto y a su vez caes de golpe, que subes y bajas sin control. Que parece
que estar arriba es lo más pero sabes que después viene la caída, brutal, para después
volver a subir una vez más para caer de nuevo.
¿Quién no ha usado estas expresiones? ¿Quién no dijo me siento
en una noria? parece que es una película de terror que no sabes que te vas a
encontrar tras una puerta, o quizás ¿quien no dijo estoy en una “puta montaña
rusa” un día estoy arriba y al otro justo abajo en lo más hondo?
Todos, señores, todos nos pasamos más días de los que
pensamos montando en atracciones de feria y en todas se oye a la gente gritar.