miércoles, 16 de enero de 2019

Dímelo tú...





A ver cómo te lo canto, a ver cómo te lo digo, a ver cómo te lo escribo…

Estas cosas siempre pasan cuando uno menos se lo espera”

Y es cierto porque nunca espero que te pares en seco a mirarme y sonreírme, ahí es cuando más te puedo sentir. Créeme que hasta me da vergüenza cuando lo haces, pero cuando pienso en ti, es esa la imagen que más veces recuerdo.

Intentas hacer de mi mundo una primavera, de mis sombras un bonito recuerdo, de mis miedos un vencimiento, de mis lágrimas un abrazo, de mi protección un respeto y de mis días una alegría.

“Estoy orgullosa de ti” esa frase tuya que me inunda y me reconforta, no sabes lo que significa. Estoy en un momento de crecer por dentro, y tú me ayudas mucho. Oírte decir eso es muy importante pero saber que de verdad lo sientes es volar a otro nivel.

No quiero llenar este artículo de todas las cosas que nos han pasado, no es la intención, sólo quiero que sepas que no tengo fuerzas para rendirme. Que nos vamos a quedar aquí, así o asá…ya se verá, y que todo pasa por algo.

Cambiemos los “porqués” por “para qué” y empecemos a crear aromas nuevos.

Tú ya sabes cuál es mi plan y quiero que te quedes para verlo.


sábado, 5 de enero de 2019

El cuco de tu vecina




He oído el cuco de tu vecina muchas noches, no tantas como tú, pero fueron muchas.

Siempre diez minutos antes de la hora en punto. Se ve que la mujer no quiere llegar tarde nunca.

Al oírlo me ha parecido un sonido enternecedor, me recuerda al reloj de cuco de mi abuela.

Creo que tú ni lo oyes, como le pasa a la gente que vive en un piso junto a las vías del tren, que se acostumbran y dejan de oír algunos sonidos.

Pues pienso q estás acostumbrada a su sonido y no lo escuchas.

Si dejara de sonar, ni siquiera lo echarías de menos, es algo que al principio te sorprendía o incluso te molestaba y gracias a la costumbre no es nada importante.


Pero él está ahí, al otro lado de la pared, sonando cada hora y solo puedes oírlo si le prestas un poquito de atención.

Dicen que antes, hace mucho, solo había en las casas relojes cucos a los que había que darles cuerda y cuidarlos con esmero.

Las personas, somos, en cierto modo, como esos relojes. Si no nos dan cuerda para sentirnos enérgicos y fuertes podemos empezar a ralentizarnos hasta pararnos por completo.

Si no nos cuidan bien nos deterioramos como un reloj de cuco, perdemos nuestro brillo y empezamos a fallar.

Quizás este quiera enseñar algo. Al estar adelantado avisa que el futuro en inminente. Al no estar en hora dice que las cosas a destiempo no son menos bonitas. Te enseña lo larga o corta que puede ser una hora. Te avisa del desvelo. Sabrás que en solo diez minutos puedes estar en el ayer siendo hoy. Te muestra la hora que está por venir y con ella la que estás viviendo justo ahora.

Todo esto con tan solo un sonido, que será sin duda alguna “el cuco de tu vecina”