Hoy tuve la peor vuelta a casa de la historia…
La carretera se hace eterna cuando las lágrimas inundan el
asfalto.
Vine medio camino pensando en escribir. Después de tanto
tiempo, hoy me sentía inspirada…
Lo que no podía imaginar era que te escribiría a ti para
poder despedirme.
Viniste a mi vida para enseñarme muchísimas cosas y te has
ido exactamente para lo mismo, para seguir enseñándome.
Llegaste por casualidad y de ti aprendí el amor
incondicional. Tu carácter y tu esencia son irremplazables.
Ya me dijeron que eras mi favorito…
Para mi has sido un ejemplo de felicidad extrema y de saber
vivir.
Viniste para recordarme que se puede querer en diez minutos,
contigo fue muy fácil.
También para que viera y recordara que el amor de hermanos es
incalculable.
Me hiciste sentir que yo era tu persona favorita en el mundo
y eso me llena.
Te has ido para que aprenda que nadie que siga vivo merece mi
duelo.
Para que no olvide que cuando crees que no se puede llorar más
en realidad sí se puede.
Que no eres importante sólo para mí, que dejas un gran hueco
y que vamos a echarte mucho de menos.
Y… ¿qué le cuento yo a ella sobre ti que ya no sepa? ¿Cómo le
explico que tiene que dejar de buscarte?
Sólo el tiempo la hará comprender, como a todos, yo me
incluyo. Pero también sé que te has ido para demostrarme que alguien te va a
extrañar mucho más que yo.
Ya la veo que cada día se parece más a ti, la has dejado
repleta de tu alma y ahora yo la miro y te veo en ella.
Se nos ha hecho muy corto pequeño, me han faltado años a tu
lado.
No solo a mí, no seré el centro en esto. Has llenado de alegría a muchas
personas en esta casa, fuera de ella también. Hoy justo hablaba de ti
orgullosa, sin saber que tu viaje había comenzado.
Ahora no puedo escribirte más, ya lo haré.
Tu cuerpo florecerá en casa, serás nuestro árbol y me seguirás
enseñando que todo pasa por algo y que el próximo verano necesitaríamos más
sombra en nuestro bonito jardín.
Estarás siempre entre nosotras pequeño "leoncito".