sábado, 22 de abril de 2017

Felicidad ajena



   Acabar el día llorando de emoción es lo que ella no esperaba, tras un día cargado de sentimientos, nervios y ternura, no podía pasar por su pensamiento la forma en que finalizó.

Ella basaba sus días en hacer feliz a los demás, siempre imaginaba lo más increíble para transportarlo a las vidas de sus seres más queridos, y así, hacerlos felices. No había otra cosa que la emocionara más que sentir la felicidad en otros más que en ella misma, puesto que lo que la hacía feliz era eso precisamente.

Ello la hacía transportarse a una paz interior que no conseguía haciendo otras cosas, es más, no podía evitarlo, su naturaleza le impedía no tener esa serie de detalles, ya fuera haciendo un regalo o pintando un cuadro para alguien, sacando de la rutina al más triste o acompañando al más alocado en sus locuras. También le gustaba cuidar de las personas y acurrucarlas en su cariño, ya fuera arropando unas lágrimas, o liberando pensamientos con dos tazas de café. Le encantaba tanto escuchar como hablar, y aunque tuviera algún que otro don, no dejaba explotar ninguno de ellos, y solía sentirse inferior a muchas personas sabiendo en el fondo que ese pensamiento era incierto.

Lo que no pudo imaginar es que ese sentimiento de paz y felicidad le provocara lágrimas de alegría, unas lágrimas que solamente duraron unos minutos y que le hicieron sentirse aún más feliz.

Y entonces solía preguntarse: - Si yo me siento así, ¿Cómo se sienten ellos? ¿Podré sentirlo yo algún día? y… ¿Por qué nadie tiene ese tipo de detalles conmigo?

A veces, no siempre, como suelen decir, todo lo que sube baja, su subidón era tan intenso que el bajón le hacía preguntarse si realmente esas personas se merecían esos momentos, la verdad es que si ella se los había ofrecido era por que un día pensó que sí lo merecían, y el no llegar a arrepentirse de ellos era su meta, puesto que el sentimiento que dejan en ella es lo que realmente busca.

Cada regalo, cada detalle o cada momento brillante que deja marcado en su recuerdo y en el de esas personas, le hace brillar, unas lo valorarán más y otras menos, e incluso hay quien lo olvidará al instante, pero eso no hará cambiar su manera de vivir la vida, puesto que si vive para hacer feliz a los demás, la vida se lo devolverá en dosis de alegría, porque su lema es:


No des justo lo que recibas, da lo que quieras recibir y lo obtendrás recompensado, deja el mal fuera de tus días y vive intensamente cada momento aunque no seas el protagonista.

lunes, 17 de abril de 2017

Cinco meses tarde...


 La verdad no se puede esconder…si late mi pecho ya me siento afortunada, me haces sentir bien.


A pastito lento, sin prisas, pero sin pausa. El deseo se hace mayor y las ganas me tientan.

No cambio lo sucedido, o lo no sucedido…si en una sonrisa tú me das los besos, las tardes y las caricias que yo he soñado…

Lo que me haces sentir, no lo cambio, no me arrepiento e incluso te diría que me encanta sentirlo y sentirlo por tí.

Tengo un trozo de mi ahí contigo, quiero que lo sepas y el otro aquí deseando estar contigo y llenarte de todo esto que sale de mí y no te puedo dar.

Llámame tonta cuando me enfado y me vuelvo estúpida por no poder llamar a tu puerta y sorprenderte con una botella de vino, vestida con mi alma al desnudo y clavar mis ojos en los tuyos.

Deseo perderme en tu mirada y en tus brazos…y en todo lo que tú quieras darme. Día a día te siento aquí y haces mejores mis días. Y a la vez me enorgullezco de ti sin saber cómo serás…

martes, 4 de abril de 2017

Tu coche en mi puerta.

Llego de un largo día de trabajo y encuentro tu coche en mi puerta.

Tan bonito, brillante y limpio. Aparcado. Y oigo tu voz desde fuera como hablas con los míos, te noto impaciente, deseando verme entrar y plasmar todo tu amor con un abrazo.

Yo, desde fuera te observo a través del cristal. Tus ojos brillan, tu sonrisa es inmensa, tu pelo perfecto como siempre…mis manos tiemblan. Voy a verte, cosa que deseo desde hace tantos días que ni me creo que ya estés aquí.

Te vuelvo a mirar, no me lo creo, es real, aquí estas ya…voy a entrar que no hay nada que me detenga.

Abro la puerta y lo primero tu voz nerviosa, - ay! Mi niña. Tu sonrisa no tiene precio, la mía tampoco. Todos se van, nos dejan, nos dan nuestro momento y aunque no se fueran lo tendríamos igual.

El momento que deseamos, abrazarnos, tocarnos, olernos…sentirnos.

Saber que estas aquí y que tu corazón late junto al mío, al mismo ritmo, de la misma forma…puedo sentirlo.

El abrazo más bonito que jamás pude imaginar, los besos que llevo esperando días, la mirada cargada de energía, de nuestra magia, la fuerza de tu ser invadiendo el mío solo con tu aroma, tus manos apretando fuerte las mías, tu cara, tu voz, tú…luego me despierto y no estas…

Abro bien los ojos y veo mi casa, mis cosas y tú no estás…

Abro bien mis oídos y no oigo tus expresiones peculiares, no, no las oigo…

Intento volver a mi sueño, lo intento con todas mis fuerzas, quiero volver a ese momento en mi salón donde puedo sentirte, donde me abrazas y me amas solo con la mirada.

Intento tenerte entre mis brazos, me esfuerzo y me esfuerzo buscándote en mi almohada, soñando que sigues, que no te has ido…por que no puedo más.

No puedo con esta situación que me está devorando por dentro, me consume las ganas, me agoniza los días.

No puedo más con este estar sin ti, no quiero…

No puedo más con estos sueños que me llevan a esta realidad que me atormenta, que me amarga todos los sabores.

No puedo más sin más.

De veras que intento esforzarme, intento seguir como has hecho tu o como aparentas que has hecho, porque esto de no saber ni siquiera si estás bien me está matando también.

A ratos me pregunto el como estas. En realidad me lo pregunto constantemente, primero porque me importas mucho, y segundo porque si estás bien así, sin mí, yo me quito el sombrero y te aplaudo, pero si estas mal, como yo, creo que es absurdo que andemos así cuando sabemos cómo solucionarlo, cuando nos necesitamos tanto que nuestro estado de ánimo esta por los suelos.

Sé que prometí otro final, sé que estoy fallando a mi palabra, sé que te pedí cosas que en realidad no quiero, sé que te necesito y sé que no quiero estar sin ti.

Hemos sido muy grandes y hemos volado muy alto. Tan alto que la caída me ha dejado hecha pedazos. No he podido soportarla. Duele y no sé qué hacer…no sé qué es mejor para ti o para mí, para nosotras…

Me corto las manos mil veces al día para no llamarte, no sé cuánto tiempo voy a poder seguir haciéndolo, no sé por cuanto tiempo voy a poder aguantarme. Ni siquiera sé si podré conseguirlo.

Veo tu coche en mi puerta…y sé que es un efecto de mi imaginación, al igual que llevarte de la mano…si hasta a los animales les hablo de ti…

Te recuerdo, tres mil quinientas veces al día, como mínimo, pienso en nuestros ratos, del primero al último, también pienso que nos quedan muchos más. Te traigo a mí, o por lo menos lo intento. Me mueves por dentro solo desde el pensamiento, me sigues arrancando la sonrisa aunque probablemente termine invertida.

Jamás quise despedirme de ti, jamás quise perderte, ni que te fueras, jamás quise esto ni lo quiero.



Ya sabes lo que quiero, ya sabes que te quiero, y si no lo sabes, lo quiero todo…porque todos mis futuros son contigo…

domingo, 2 de abril de 2017

A la deriva

Te hice el amor tantas veces como pude...ahora pienso que han sido pocas, que me han faltado momentos para darte.

Han sido pocas miradas, pocos besos, pocas caricias, pocas noches, pocos días…

Sobre todo han sido pocos detalles, poco el cuidarte y mucho el extrañarte.

No puedo evitar pensar que he desperdiciado momentos contigo, que sin más los deje pasar.

Deje pasar esos abrazos que deberían haber durado mucho más tiempo.

Deje pasar unos besos que merecían más dedicación.

Deje pasar una sonrisa que llenaba de risas mis días.

Deje pasar una mirada que podía moverme por dentro sin parpadear.

Deje pasar un futuro que estaba por llegar.

Deje pasar a una persona que simplemente me hacía feliz.

Deje pasar un amor que me completaba y lo perdí.

Ahora, que ya no puedo volver atrás, que ya no queda nada, que me siento vacía. 
Consigo darme cuenta de lo mucho que me importas, de todo lo bueno que me dabas, de todo lo que me quedo por darte, de todo lo que soy capaz de extrañarte, de todo lo que quisiera vivir a tu lado.

Me doy cuenta también que el vacío me lleva a la tristeza, a pensarte en cada momento de una forma muy lejana. Puedo sentir que ya no estas, que no me necesitas, que puedes seguir sin mi…

Es curioso como cada canción, cada palabra, cada recuerdo…incluso el telediario de la tarde me habla de ti.

Tu sombra deambula por mi mente mientras maldigo cada fallo que me reprochas.
Quisiera haberte dado mucho más, todo lo que tú necesitabas.

Quisiera cambiar tantas cosas…

Sé que no sirven de nada estas palabras, sé que llegan tarde. Solo es un modo de sacarlo de dentro de mí, si no lo hago terminará por ahogarme.


Tu recuerdo me alimenta pero no es capaz de completarme.