martes, 4 de abril de 2017

Tu coche en mi puerta.

Llego de un largo día de trabajo y encuentro tu coche en mi puerta.

Tan bonito, brillante y limpio. Aparcado. Y oigo tu voz desde fuera como hablas con los míos, te noto impaciente, deseando verme entrar y plasmar todo tu amor con un abrazo.

Yo, desde fuera te observo a través del cristal. Tus ojos brillan, tu sonrisa es inmensa, tu pelo perfecto como siempre…mis manos tiemblan. Voy a verte, cosa que deseo desde hace tantos días que ni me creo que ya estés aquí.

Te vuelvo a mirar, no me lo creo, es real, aquí estas ya…voy a entrar que no hay nada que me detenga.

Abro la puerta y lo primero tu voz nerviosa, - ay! Mi niña. Tu sonrisa no tiene precio, la mía tampoco. Todos se van, nos dejan, nos dan nuestro momento y aunque no se fueran lo tendríamos igual.

El momento que deseamos, abrazarnos, tocarnos, olernos…sentirnos.

Saber que estas aquí y que tu corazón late junto al mío, al mismo ritmo, de la misma forma…puedo sentirlo.

El abrazo más bonito que jamás pude imaginar, los besos que llevo esperando días, la mirada cargada de energía, de nuestra magia, la fuerza de tu ser invadiendo el mío solo con tu aroma, tus manos apretando fuerte las mías, tu cara, tu voz, tú…luego me despierto y no estas…

Abro bien los ojos y veo mi casa, mis cosas y tú no estás…

Abro bien mis oídos y no oigo tus expresiones peculiares, no, no las oigo…

Intento volver a mi sueño, lo intento con todas mis fuerzas, quiero volver a ese momento en mi salón donde puedo sentirte, donde me abrazas y me amas solo con la mirada.

Intento tenerte entre mis brazos, me esfuerzo y me esfuerzo buscándote en mi almohada, soñando que sigues, que no te has ido…por que no puedo más.

No puedo con esta situación que me está devorando por dentro, me consume las ganas, me agoniza los días.

No puedo más con este estar sin ti, no quiero…

No puedo más con estos sueños que me llevan a esta realidad que me atormenta, que me amarga todos los sabores.

No puedo más sin más.

De veras que intento esforzarme, intento seguir como has hecho tu o como aparentas que has hecho, porque esto de no saber ni siquiera si estás bien me está matando también.

A ratos me pregunto el como estas. En realidad me lo pregunto constantemente, primero porque me importas mucho, y segundo porque si estás bien así, sin mí, yo me quito el sombrero y te aplaudo, pero si estas mal, como yo, creo que es absurdo que andemos así cuando sabemos cómo solucionarlo, cuando nos necesitamos tanto que nuestro estado de ánimo esta por los suelos.

Sé que prometí otro final, sé que estoy fallando a mi palabra, sé que te pedí cosas que en realidad no quiero, sé que te necesito y sé que no quiero estar sin ti.

Hemos sido muy grandes y hemos volado muy alto. Tan alto que la caída me ha dejado hecha pedazos. No he podido soportarla. Duele y no sé qué hacer…no sé qué es mejor para ti o para mí, para nosotras…

Me corto las manos mil veces al día para no llamarte, no sé cuánto tiempo voy a poder seguir haciéndolo, no sé por cuanto tiempo voy a poder aguantarme. Ni siquiera sé si podré conseguirlo.

Veo tu coche en mi puerta…y sé que es un efecto de mi imaginación, al igual que llevarte de la mano…si hasta a los animales les hablo de ti…

Te recuerdo, tres mil quinientas veces al día, como mínimo, pienso en nuestros ratos, del primero al último, también pienso que nos quedan muchos más. Te traigo a mí, o por lo menos lo intento. Me mueves por dentro solo desde el pensamiento, me sigues arrancando la sonrisa aunque probablemente termine invertida.

Jamás quise despedirme de ti, jamás quise perderte, ni que te fueras, jamás quise esto ni lo quiero.



Ya sabes lo que quiero, ya sabes que te quiero, y si no lo sabes, lo quiero todo…porque todos mis futuros son contigo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario