Había pensado en ti muchas veces y soñado contigo tanto que
no consigo creerme la realidad que estoy viviendo.
Le pedí a mi querido universo que vinieras, pero me olvidé de
un pequeño detalle.
No quiero dejar de sentir tu piel, ni dejar de oler tu aroma. Es algo que tengo muy claro.
Si pienso en que un día no pueda acariciarte la cara y
besarte los labios me pongo nerviosa, el cuerpo se me descompone y vivo con ese
miedo constante día tras día.
Me estremezco cuando siento tus besos, me enciendes el ritmo y me emocionas la piel.
Mirarte a los ojos es volar dentro de ti y cogerte de la mano
es tan sagrado como un recién nacido.
Abrazarte me conecta a ti de una manera que no sé explicar…ahí
fue donde se inició esta historia, en los abrazos y poco a poco conexión tras conexión
hemos creado algo maravilloso.
Una historia que a mí me parece preciosa, emocionante,
inquietante y que no es ninguna tontería, como dices tú… sentir tu presencia ya
es bonito y verte aparecer me alegra el día.
Últimamente mis días esperan ese momento impaciente, ese instante
en el que me rebosa el corazón en un latido largo e intenso, que cuando me
abrazas tu puedes sentir mis pulsos y a la vez me das la calma necesaria para
no entrar en taquicardia.
Cuando te acercas, tu perfume me invade y me lleva a ese lugar
en el que tú y yo jugamos con el tiempo tanto que vuela.
No puedo explicar las cosas que siento cuando estoy a tu lado y aunque tú ya las sabes, solo puedo decirte, mi amor, que quiero quedarme a ver donde nos lleva este camino.
Se me habían quedado atascadas todas las letras en la punta
de los dedos y no era capaz de sacarlas ni expresarme hasta hoy.
No son otras que de alegría, de orgullo y de admiración
hacía tu persona.
Porque fuera como fuera tu alegría ya me cautivó.
Porque sea como sea yo ya estoy orgullosa de haberte conocido.
Y porque pase lo que pase yo
siento una gran admiración por ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario