-Cariño déjalo estar…
-¡Que no!
-Quédate con lo vivido y ya…
-¡Que no, que no!
Ese “que no” repetido una y otra vez, enérgico y decidido se me
ha quedado hoy clavado en el pensamiento, no para de repetirse en mi cabeza
todo el tiempo. No sé muy bien si es triste o alegre pero ahí está.
Aunque intento no pensarlo mucho, sin querer, vuelve a
retumbar como un tambor una vez detrás de otra en modo bucle y vuelvo a repetir
lo mismo, no sé si es tristeza o me pone alegre.
Me doy cuenta que he dicho cosas que no quiero, luego me
arrepiento y me pregunto el motivo por el cual lo hago y no es otro que hacerte
la vida más fácil, hacérnosla más fácil, como si se nos fuera a hacer menos
complicado intentar vivir negando la realidad.
Y vuelve a retumbar, ¡que no!
Entonces empiezo a añadirle coletillas a tu imposición y ya
me pierdo en pensamientos que me atormentan.
Que no puedo… que no quiero… y yo no sé con cuál de las dos quedarme.
Que no puedo hacerlo. También es una frase que se lleva
repitiendo en mi cabeza un tiempo. Yo creo que consigo entenderte pero en
realidad solo te estoy justificando porque no soy capaz de comprender nada. Me cuesta
mucho encajar tus dudas y tus claridades, tus blancos y tus negros, tu sí pero
no.
Que no quiero. Esa forma de no conformarte y revelarte ante
quien sea, de no ser títere de nadie y ser dueña de tu vida. A su vez te veo
tras la sombra de un recuerdo, de una nostalgia, de la rutina, de un es que me
da pena pero también me molesta su presencia… yo no quiero saber más cariño, no
quiero volver a oír la misma canción otra vez. Juro que he alcanzado el límite
en el que mi salud emocional está en juego y no me lo puedo permitir. Sé que lo
entiendes perfectamente.
Por eso te pido que no vuelvas si no es para quedarte, que no
vengas con dudas, que no nos lastimemos, que no dedican por ti, que no hagas
nada que no quieras hacer, que no dejes de pensar en ti ni un solo momento, que
no dudes de las cosas que sientes y que no tengas miedo. Que todo estará bien…
Admiro cada uno de los pasos que has sido capaz de dar, pero has
entrado en una región de arenas movedizas que te va tragando y ya solo te queda
la cabeza fuera y apenas eres capaz de respirar.
Solo tú puedes salir de ahí ya sea llenando tus pulmones de
aire o ahogándote en el fondo.
Solo quiero que, hagas lo que hagas, sea con el corazón,
pensando solo en ti y en lo que realmente sientes y quieres tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario