jueves, 22 de diciembre de 2016

Volver a verte

Volver a verte… esa sensación de volver a tenerte, volver a sentirte, volver a mirarte.

Ese deseo de hacer realidad un nuevo encuentro, una nueva historia, el principio de un comienzo que se nos brinda imparable, insaciable, inconsciente, desorbitado…

Siempre quiero verte, siempre quiero verte, siempre quiero verte. 

Es algo que no me canso de repetir mil veces, y mil veces más te lo diría al oído mientras te estremeces.

Día tras día sujeto la ansiedad de estar a tu lado, tengo que atarla fuerte y corto para que no se vaya de mi o sin mi.

Todas las mañanas te abrazo en este lugar donde quiero hacerte mía, donde cada noche me abriga tu deseo y tu calor. Todas las mañanas me despierto y sueño con tus besos, con tus ojos, con tus manos y tu piel.

Todas las noches te espero impaciente para que me susurres –ven aquí- y responderte –voy- para así poder abrazarnos.

Tú y tus brazos me llenan la vida de vida, me la han llenado y me la van a seguir llenando. Eso lo sé.


Volver a verte…volver a vernos, impacientes por no poder esperar hasta la fecha señalada, por no querer esperar; sé que fui yo quien tiro la primera piedra, esa con la que comenzamos a construir nuestro camino, el que andamos de la mano mientras nos paramos a besarnos por las esquinas de las calles de cualquier ciudad, de la tuya o de la mía, de tus plazas o de mis playas, de tus lluvias o de mi sol…

No importa el lugar, lo importante es que voy a verte de nuevo y a sentir como me llamas sin voz y me gritas en silencio.

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