sábado, 1 de julio de 2017

Pilotos expertos


Las personas a veces somos como los pájaros, unas queremos sentirnos libres y volar lejos, otras nos sentimos enjauladas, también hay quien no abandona el nido, quien se pasa la vida alzando las alas para nada o incluso quien resurgió de sus cenizas como el ave fénix.

Yo me siento libre! Totalmente libre aunque muchos puedan pensar que la libertad no existe, que nadie es totalmente libre. Incluso me dirán, tú eres esclava de tu trabajo, de tu casa incluso de tu familia, no eres libre, perteneces a un círculo de personas que son aquellas que me quieren cerca. Y sí, soy perteneciente al círculo en el que quiero estar y con las personas con las que quiero estar, pero no soy presa ni esclava de ninguna de ellas.

Quien me conoce sabe que el trabajo no me ata, ni la ciudad, ni siquiera el hogar…tengo la capacidad y el valor que muchos no tienen para empezar una vida desde cero en otro sitio.

Tengo la capacidad de salir de las cosas o situaciones que no me hacen bien, que no me aportan nada o que simplemente ya no me interesan.

Tengo la capacidad de mantener cerca a quien realmente se lo merece…y sois muchos los acompañantes que viajan a mi lado.

También poseo la capacidad de hacer siempre lo que realmente deseo hacer, sin dar explicaciones y sin miedo a que me juzguen.

Todos no tenemos ciertas capacidades, no significa que no tengamos otras igual de importantes y especiales.

También quiero hablar de aquellas personas que quieren volar y sentir en la cara el calor de un aire nuevo, el sabor de un viento suave, el color de un atardecer desde lo más alto. Esos que buscan volar pero tienen unas alas pequeñas, unas alas con otro nombre grabado en sus plumas, unas alas que no le llevan nada más que a soñar e imaginar él como pudiera ser.

Hay veces que si se vuela. Y también se cae desde las alturas. De la caída puede que te repongas y vuelvas a intentarlo pero siempre llevarás en tu pensamiento que para ti, volar, está prohibido.

Algunas personas ni siquiera se atreven a intentarlo, se quedan agazapados bajo las alas de aquellos que le dieron la vida esperando que un milagro les saque de ahí. No les han enseñado que volar a compás del viento es maravilloso por el miedo a que un cambio de aire le haga fracasar en su intento. No es justo que te corten las alas, no es correcto que te prohíban conocer la altitud a la que eres capaz de llegar y pienso que con solo un empujoncito, un pequeño impulso se puede llegar a lo más alto.

Amigos…caerse después de haber observado la vista que nos da el panorama desde arriba no es vergonzoso. Es la demostración de que sabes hacerlo aunque esta vez no haya sido como querías que fuera. Pero sabes hacerlo. Y puedes volver a intentarlo mejorando las técnicas y convirtiéndote en alguien mejor.

“Pilotos expertos” los llamo yo…a los que caen y remontan el vuelo.

A esos.


No a los que volaron y nunca cayeron, no a los que les lanzaron desde arriba con paracaídas. Solo a los valientes que después de una gran “hostia” vuelven a despegar sin miedo a nada y sin mirar atrás.


Esos, solo esos, son aves de verdad.


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